“De las Ideas a las obras”, tal vez este fue el lema que guió mi carrera profesional, en la práctica y en la enseñanza.
De las ideas a las obras es un proceso que se inicia con una idea, que se expresa con un dibujo, que da lugar a un proceso reflexivo, que crea un lenguaje, un abecedario de imágenes, que permite el desarrollo de los documentos con los que se construyen los edificios.
El resultado de este proceso vale si se hace un buen uso del dibujo que debe interpretar claramente una idea construible, que se expresa en el detalle.
El dibujo es una herramienta, que al momento de construir debe ser exacto, preciso, que no dé lugar a dudas, que no permita una libre interpretación de quien tiene el plano en sus manos con la misión de construir.
Hoy los programas de dibujo les dan precisión a estas ideas y permiten un vuelo imaginario que no tiene límites.
Todo esto se cumple, si a su vez las ideas, expresadas en el dibujo, responden a las posibilidades técnicas existentes, al presupuesto posible y a la vida útil del edificio, siendo el tiempo el testigo de su comportamiento, que también es una respuesta a la calidad alcanzada.
Desde el comienzo de mi actividad profesional no participé de la idea de la arquitectura como un arte y la asocie por su precisión e imposibilidad de equivocarse a la ingeniería
Entendí que la ingeniería debía incorporarse con sus diseños a una idea de sensatez constructiva, alejada de las modas.
Esta arquitectura de nuestros días está buscando su lugar, eficaz y confortable, confirmando conceptos históricos, respetando el medio ambiente, aprovechando los recursos naturales para crear nuevos espacios en los que conviven diseño y desarrollo sostenible.
Las arquitectos hoy pensamos en espacios que respetan la naturaleza, a partir de la toma conciencia del entorno, que debe ser amable para los que lo habitan y fundirse con la naturaleza.
Sin dejar de pensar en los sistemas actuales, basados en la aplicación de tecnologías modernas, debemos desmitificar el concepto sostenible, y contentarnos con aplicar los principios históricos que hicieron la buena arquitectura.
La innovación llegara sola, por lo menos en nuestro continente, a partir de la aplicación gradual de las nuevas tecnologías y de comprender que la mayor inversión inicial que necesitan las nuevas tecnologías se traduce en menores costos de mantenimiento, en una comprensión del medio ambiente y sus problemas, y del control del desequilibrio ambiental que produce un mal uso de los recursos naturales, del cual el hombre ha sido gran depredador.